Badu Vieira: «Todo grupo humano requiere de un símbolo, un ceremonial, un fetiche…»

Valdeir Badu Vieira, sin duda alguna, marcó una época en nuestro país. Su paso por la Liga Deportiva Alajuelense, Deportivo Saprissa y la Selección Nacional generó miles de historias, anécdotas y miles de recuerdos que quedarán en cada uno de los aficionados y jugadores que dirigió.

Una de sus particularidades era siempre mantener en las hieleras, junto con el hidratante, pedazos de sandía para que sus jugadores pudieran consumir durante las prácticas. Pero, para él eso iba más allá: era una especie de simbolismo que ayudó a unir el camerino.

«La sandía… Es sabido que todo grupo humano requiere de un símbolo, un ceremonial, un fetiche… Empezando por los colores, la sandía se presta y muy bien para un equipo de fútbol: verde, como la gramilla; roja, como la pasión. Encima sus propiedades, sus beneficios para la salud, que son conocidos. Total, el ritual de la sandia en el camerino nos ha proporcionado ratos muy agradables…y…ha facilitado al grupo momentos para bajar el estrés», respondió Vieira.

Desde la selva amazónica, Badu disfruta de la compañía de su familia. Asegura mantener lindos y gratos recuerdos de su paso por Costa Rica. Un país que describe como muy especial y con el cual trata de mantener contacto a través de sus perfiles de Facebook. Según él, tiene unos dos perfiles, entre los cuales asegura tener por lo menos mil ticos en cada uno.

«Costa Rica es un país extremamente entrañable. Cualquiera que allí se ha dado una vuelta lo sabe. Más, si como nosotros,  quienes hemos vivido y convivido con los ticos tanto tiempo, tan intensamente, tantas alegrías, tantos goles…sí muchos goles… Hoy nos gusta pensar…que…quizás volver… Es que es solo pensar por el placer de imaginar como sería todo… Mejor seguimos cultivando los recuerdos. Es la vida. Seguimos por acá en donde estamos», expresó.

«Mi paso por el fútbol tico ha sido un lindo pasaje de vida en todos los sentidos. Mi primerísima impresión es algo como un ensueño premonitorio, una inyección de motivación: me llevan a conocer el Morera Soto y allí me deparó con una fachada tan alta como una casa y toda rojinegra… Yo de niño hincha del Flamengo y del Milan, los mismos colores…El estadio estilo inglés, la gramilla de jogo bonito… Me emocioné, claro. Y empecé a creer», agregó.

Se le preguntó por algún momento especial que atesore de nuestro país. Su respuesta fue corta, pero muy contundente: «todos».