El ABC del teletrabajo

El ABC del teletrabajo

«Mi jefe no apoya que yo trabaje desde mi casa, creo que quiere controlar en persona lo que hago», expresó un ejecutivo. A lo que su colega, de otra empresa, replicó: «Mi jefa, por el contrario, lo impulsa y, de diversas maneras, potencia mi iniciativa». En tiempos de pandemia, el teletrabajo es una modalidad básica. Revisemos lo que hemos llamado el ABC para su éxito…

A de ‘autoempoderamiento’. En la privacidad de la propia casa, se planean —casi en forma autónoma— el horario, la intensidad y la manera de cumplir con una tarea. La creatividad es el recurso empleado para resolver situaciones con buen criterio, con apego a los valores y políticas de la organización. La responsabilidad creciente desplaza la necesidad de supervisión constante.

Los jefes dirigen por objetivos y fomentan, en sus equipos, la proactividad en la toma de decisiones. Para ellos, esta tendencia gerencial también es un aprendizaje. Deben modelar la tolerancia ante los errores que eventualmente suceden en todo proceso de adaptación. La inclinación hacia el control es sustituida por la orientación a resultados. La flexibilidad y la claridad en la comunicación contribuirán a elevar el compromiso de los colaboradores del equipo.

B de ‘bien estar’ y ‘bien hacer’. Tanto los jefes como los colaboradores están siendo probados, las rutinas del paradigma tradicional variaron. Estar en casa les permite a algunos mejorar su relación familiar, organizar y aprovechar su tiempo de manera integral, concentrarse más en el cumplimiento de metas que en las conversaciones de índole personal, ser versátiles, etc.

No obstante, confundir la flexibilidad horaria del teletrabajo con el sobretrabajo altera las horas de descanso y la convivencia familiar. Por otra parte, si no se está actualizado en el uso de la tecnología, parte del trabajo se hace manualmente, esto crea vacíos e ineficiencias. El teletrabajo, voluntario o no, ha de ser sinónimo de efectividad y de alto desempeño, sin excusas.

C de ‘confianza’. Es medular para que el modelo funcione. Quien teletrabaja ha de ser autocrítico, autoeficiente, autoemprendedor y, especialmente, autodisciplinado. Si cree en sí mismo y valora la oportunidad de gestionarse con poca supervisión, rendirá buenas cuentas. Como consecuencia de ello, contará con más confianza: su pasaporte para explorar más posibilidades de desarrollo.

Ahora, una elevada dosis de confianza incide en que se asuman mayores retos y riesgos, refuerza la cohesión y el sentido de pertenencia, sí. Pero el teletrabajo demanda también una relación profesional: claridad en los requerimientos de quienes dirigen, un balance entre el contacto periódico y el respeto por los tiempos de descanso, una tecnología y conectividad adecuadas.

Poco a poco, esta nueva «normalidad» de relación laboral se convierte en un estilo de vida. Los beneficios son múltiples y la lejanía física se compensa con otras plataformas que facilitan la natural interacción personal e informal. Así, en las organizaciones, convivirán tres modalidades: a) el trabajo presencial; b) el teletrabajo, y c) una apropiada combinación entre ambas opciones.

La flexibilidad marca el rumbo futuro, ¿ya está usted preparado para poner en acción este ABC?

Escrito por German Retana, suscríbase a su columna semanal https://germanretana.com/