EFE – Un gol a nueve minutos del final del serbio Milinkovic Savic y otro del argentino Joaquín Correa en el 90 propiciaron la revancha del Lazio ante el Atalanta y la conquista de la Copa para el conjunto romano, la séptima de su historia y la primera desde 2013.
El balcánico, condenado al banquillo inicialmente y que marcó el gol del título dos minutos después de saltar al césped en sustitución del español Luis Alberto, desatascó definitivamente el encuentro y empezó a ajustar las cuentas con un rival ‘maldito’ para el Lazio esta temporada.
El cuadro de Bérgamo, una de las buenas noticias del curso en Italia, había ganado al conjunto de Simone Inzaghi dos veces en la temporada. La más reciente especialmente dolorosa. Hace dos semanas, en el Olímpico, que echó por tierra las esperanzas romanas de entrar en Liga de Campeones el próximo año.
Alentado por su buena dinámica, el Atalanta, verdugo del Juventus en la competición, asumió la final como una ocasión única de reencontrarse con la gloria en un torneo que solo ganó en una ocasión, hace 56 años, en 1963. Tuvo otras dos finales más, sin éxito, en 1987 y en 1996. La de este 2019 se une a su lista de frustraciones.
El conjunto de Gian Piero Gasperini puso más que su rival al inicio en un encuentro trabado, plagado de interrupciones. Brusco en ocasiones y especialmente táctico. Sin riesgos excesivos y con demasiado respeto. Pudo más el temor a perder que el riesgo. Pero se desató al final.
Fue el conjunto de Bérgamo el que tuvo la ocasión más clara con un tiro al poste, cerca de la media hora, del holandés Marten de Roon. Con un tiro de media distancia que repelió el palo.
En la segunda parte, la entrada del ecuatoriano Felipe Caicedo por Ciro Inmobile en el minuto 66 y dio otro aire al ataque romano, más incisivo.
La aparición de Caicedo y, sobre todo, la de Milinkovic Savic después desniveló la situación. Papu Gómez, no obstante, envió otro tiro a la madera en una de las escasas acciones del Atalanta.
El choque se descosió después. Un córner botado por el brasileño Lucas Leiva fue rematado de cabeza por Milinkovic Savic. La entrada del serbio fue providencial.
Después, al borde del final y con el Atalanta volcado sobre el área romana, el argentino Correa emprendió una carrera eterna, una acción individual, que sentenció el encuentro y devolvió la gloria al Lazio, que logró su séptimo trofeo copero.
Lea también: Cartaginés oficializa llegada de nuevo refuerzo