Costa Rica cayó en el último juego de preparación de cara a la Copa Oro, donde el fútbol mostrado por la tricolor es diferente, pero todavía faltan muchos detalles por afinar.
La tricolor está intentando algo distinto, ser más flexible ofensivamente, corriendo más riesgos, tratando de tener gente de más posesión de la pelota, que también es una forma de defenderse, pero en alguna medida intentamos ser un equipo distinto y por eso hay un precio qué pagar.
El atrevimiento es bueno, porque si no se hace en partidos de fogueo, ¿cuándo se va a hacer? Lo más sencillo es quedarse igual, haciendo lo mismo, un planteamiento igual, pero a Matosas no lo contrataron para que el equipo jugara igual, es para que juegue de un perfil diferente.
Este cambio va a doler y va a costar, porque después de la mentalidad que se tenía en procesos anteriores, se tiene que reculturizar a los futbolistas en el sentido que hay una propuesta diferente.
Vimos a un equipo que le costó muchísimo, el equipo peruano nos avasalló, como presionaban, como achican y ahora nos cuesta jugar entre líneas, que es buscar la forma de que el equipo logre concatenarse pasando de una línea a otra a partir de un espacio productivo donde va a pasar la jugada, para liberarse de una marca para generar el juego e ir adelante pasando un futbol elaborado por líneas, y a Matosas le gusta el fútbol elaborado, no el juego directo.
El ritmo de Perú, la superioridad numérica, la intensidad con la que jugaron y una lectura de juego sobre Costa Rica, aprovecharon la circunstancia y el resultado no refleja, incluso pudo haber sido un marcador más abultado para la selección peruana.
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