Dimitrov elimina a Federer y Medvedev busca ocupar su puesto en la final

(EFE) La eliminación de Roger Federer, el legendario tenista suizo, ganador de 20 títulos de Grand Slam, en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos, tras perder por 3-6, 6-4, 3-6, 6-4 y 6-2 frente al renacido búlgaro Grigor Dimitrov, un exTop 3, dejó al último torneo de Grand Slam sin el segundo de los Big 3 que lo comenzaron.

El domingo se daba la eliminación del primer Big 3, el serbio Novak Djokovic, campeón defensor, y número uno del mundo, quien no podía superar una lesión de hombro izquierdo y le costó la retirada en el partido de la cuarta ronda frente al suizo Stan Wawrinka, que dominaba por 6-4, 7-5 y 2-1.

Aunque, al margen de las molestias, Djokovic, de 32 años, que buscaba su cuarto título de Abierto, como le ha sucedido a Federer, que quería llevarse el sexto después que en el 2008 consiguió su quinto consecutivo, en la pista central Arthur Ashe Stadium, de Flushing Meadows, ninguno de los dos ofreció su mejor tenis.

Cuando les tocó con dos rivales de calidad, como fueron Wawrinka, vigésimo tercer cabeza de serie, ganador de tres títulos de Grand Slam, y de Dimitrov, que estuvo implacable en su tiro e intensidad, Djokovic y Federer se quedaron sin la posibilidad de luchar por volver a ser campeones en el Abierto.

La que si tendrá Dimitrov, de 28 años y número 78 del mundo, quien alcanza por primera vez las semifinales del Abierto, las terceras en su carrera profesional en un torneo de Grand Slam, después que ya jugó las de Wimbledon (2014) y el Abierto de Australia (2017).

Dimitrov, que tampoco había ganado nunca a Federer, tercer cabeza de serie, en los siete enfrentamientos anteriores que habían tenido, logró sin discusión su triunfo más importante de su carrera y también el que generó mayor sorpresa.

Dimitrov es el semifinalista de Grand Slam con el puesto más bajo desde el número 94 del alemán Rainer Schuettler en Wimbledon, en 2008, y el del Abierto de Estados Unidos desde Jimmy Connors como número 171 del mundo, en el de 1991.

«He jugado un buen tenis desde que comenzó el torneo y esta noche creo que me superé a mi mismo y alcance el triunfo que me compensa todas las dificultades por las que pasado en la temporada», comentó Dimitrov, quien en los ocho partidos previos al torneo tenía marca perdedora de 1-7, y disputa el noveno Abierto, con la cuarta ronda como su mejor clasificación.

Pero en medio de una ambiente de gala y un tenis digno de un partido de campeonato, Dimitrov al final fue el mejor y eso lo reconoció el propio Federer con la deportividad de un auténtico legendario, para muchos el mejor tenista de todos los tiempos.

«Este es el momento de Grigor (Dimitrov) y no el momento de mi cuerpo», declaró Federer, quien por momentos estuvo desequilibrado, cometía errores no forzados poco común en su tenis y también necesitó que saliese el preparador físico al comienzo del quinto set.

Federer confirmaba luego a los periodistas que buscó tratamiento en la parte superior de la espalda, diciendo que solo necesitaba tratar de aflojarla un poco, pero que eso al final no fue lo que le costó la derrota y la eliminación.

De esta manera, los Big 3 que habían comenzado el último torneo de Grand Slam quedaban reducidos a solo, el español Rafael Nadal, segundo cabeza de serie, que ya está en cuartos de final, que jugará ante el argentino Diego Schwartzman (20), y que ahora es ya el máximo favorito a conseguir lo puede ser su cuarto título en Flushing Meadows y el decimonoveno de Grand Slam.

Eso, si Medvedev, quinto cabeza de serie, que todavía está lejos de ser un Big 3, no impone lo que si tiene en estos momento, el tenis más solido y consistente del circuito.

Lo volvió a demostrar en el duelo de cuartos de final ante Wawrinka al que superó con total facilidad, en cuatro sets, 7-6 (6), 6-3, 3-6, 6-1 en tres horas y 12 minutos, a pesar que también tuvo problemas físicos con el cuádriceps.

Pero al margen del gran triunfo deportivo que consiguió también logró el más importante al saber rectificar en su comportamiento poco deportivo que tuvo en el partido anterior frente al español Feliciano López con un recogepelotas y el enfrentamiento con el público.

Al concluir el partido contra Wawrinka, Medvedev, de 23 años, muy bien aconsejado por su equipo, pidió perdón, dijo que en entendía la reacción del público, pero que su única finalidad en el campo era jugar su mejor tenis y ser él mismo.

«Se que no hice bien algunas cosas, pero solo puedo decir, que trato de ser yo mismo … lo siento chicos y gracias», acabó Medvedev tras dirigirse a los espectadores durante la entrevista a pie de pista.

Ahora solo está a un partido, el duelo que mantenga con Dimitrov, el segundo de ambos dentro de la ATP, los dos en la temporada del 2017, con reparto de triunfos (1-1), para alcanzar la gran final y nada mejor que hacerlo sin que los aficionados neoyorquinos, al menos, no los tenga en su contra.

Porque si el rival por el título es Nadal, entonces ya se sabe a quien van a apoyar y cual es su favorito a llevarse el último título de la temporada del Grand Slam.