(EFE) Con cinturón de seguridad, con paso firme, sin cometer errores fatales, midiendo los tiempos y los esfuerzos, acelerando y desacelerando, dando un paso adelante para pegar y otro atrás para protegerse. Así avanza el Barcelona en esta temporada en la que está mostrando un traje eminentemente competitivo. A ratos luce el frac y en otros el mono de trabajo. Pero en ambas versiones no pierde el sitio, salvo contadas excepciones.
En Manchester el miércoles apareció toda esta paleta que marca la línea del Barça, que marcó el gol del triunfo en una larga jugada de 47 pases en la que todos sus futbolistas contactaron con el balón.
Reflejo de un arranque prometedor en lo estético y eficaz en el marcador. Luego se produjo una continuación mucho más laboriosa que atractiva y un final de superioridad. Podía haber sacado más botín, es cierto, pero lo que no quiso en ningún momento es que su estructura se resquebrajara.
Anteayer se cumplía un año exacto del descalabro de Roma, guinda desastrosa de una serie de batacazos a domicilio que habían dejado por los suelos la imagen blaugrana en el continente.
Esa imagen se ha ido restañando durante la campaña. Porque si algo está caracterizando al equipo de Valverde es su robustez, solidaridad y fiabilidad. El entrenador va buscando soluciones puntuales a los problemas que le van surgiendo, se muestra más seguro en sus decisiones y el equipo les sigue a pies juntillas.
Donde no llega la fantasía, lo hace el tándem formado por Piqué y Lenglet u otras veces Ter Stegen. Donde no alcanza con la genialidad de Messi cuando tiene un día gris lo hace la garra de un Suárez recuperado en cuerpo y alma.
Donde le pesa la temporada a Arthur aparece Rakitic para transmitir la misma regularidad ejemplar del equipo. Hoy por ti y mañana por mí, el Barça, con un once más o menos titular, no cae desde noviembre ante el Betis en la Liga porque después se produjeron derrotas en la Copa ante el Levante y el Sevilla con una alineación plagada de suplentes.
En Europa el Barcelona no ha perdido ningún partido (6 victorias y 3 empates), es el único invicto y también el que menos goles ha recibido de los supervivientes en la competición (6 por 7 del Juventus). De la misma forma su balance en los grandes campos es para que sus seguidores estén contentos.
Los barcelonistas empataron en el Metropolitano y en San Siro y han salido triunfadores de Wembley con un fútbol espectacular, del Bernabeu dos veces con solvencia y de Old Trafford. Con el añadido de que en estos tres últimos casos lo hicieron sin encajar un solo gol.
Señal de que en los partidos marcados en rojo el conjunto blaugrana puede estar más o menos inspirado con el balón, pero se mantiene concentrado sin la pelota.
No parece estar el Barça para grandes exhibiciones líricas, pero es compacto como pocos y cree en lo que hace a la espera de que Dembélé pueda jugar el tramo definitivo con continuidad y con desequilibrio. Conforme avanza la campaña más fe y menos fisuras ofrece, aunque algún día se relaja como en Vila-real.
Pese a que su columna vertebral acumula años y da la sensación de que en cualquier momento van a pagar el desgaste, los números indican que el Barcelona acostumbra a acabar los partidos más fuertes que el contrario. No sólo por la catarata de goles que logra en los últimos tramos, sino también por las sensaciones.
La aportación desde el banquillo de suplentes como Arturo Vidal dota al equipo de músculo cuando le flaquean las piernas y cuando el adversario también anda con el depósito justo de gasolina.
Las señales son positivas, pero en el vestuario nadie quiere sacar demasiado pecho. La Champions es una competición traicionera donde un mal día te manda a la calle y los futbolistas del Barça, que llegaron tarde de regreso por culpa de un problema logístico con el equipaje, advirtieron de que hay que completar el trabajo en el Camp Nou.
De Piqué a Alba pasando por Valverde ninguno quiso dar por medio resuelta la eliminatoria. Mientras, el United apela al espíritu de 1999 cuando el equipo, con un gol decisivo del hoy técnico Solskjaer le dio la vuelta a la final de la Champions ante el Bayern…en el Camp Nou.
Lea también: ¡Insólito! Un entrenador se entera de su destitución por Twitter.