Desde que dejó su cargo como entrenador de la selección de Honduras, a finales de 2017, Jorge Luis Pinto ha recibido varias ofertas para dirigir.Tuvo contactos con el Flamengo de Brasil y con la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Con unos equipos de Arabia y Kuwait, además del Zamalek de Egipto. Y también con algunos colombianos, que no quiso considerar porque estaban en competencia y cree que así, sobre la marcha, no sirve asumir. “Un plantel en esas condiciones no entrena, solo compite, y llegar ahí es complicado. Prefiero esperar un momento más oportuno, que haya tiempo para trabajar, para conocer e implementar una idea”, explica.
Pues todo parece indicar que llegó el momento. Ante la salida de Miguel Ángel Russo, por mutuo acuerdo con los directivos, Millonarios se quedó sin entrenador y el santandereano de 65 años es el más firme candidato para reemplazarlo. Conoce el club y la afición embajadora. Ha vivido muchos años en Bogotá y tiene una buena relación con Gustavo Serpa, el representante de Amber Capital, firma que posee el mayor paquete accionario de Azul y Blanco. El acuerdo se podría confirmar en una reunión este martes, pero es claro que el aspecto económico no sería un impedimento.
Los otros dos nombres que estudia la directiva son Alberto Gamero y Hernán Torres, pero tienen compromisos profesionales, mientras que Pinto está dispuesto a asumir el cargo de inmediato y, en lo que resta del año, planificar lo que será la temporada 2019. Además está al tanto de la actualidad de la institución capitalina y ha seguido al equipo durante este semestre.
En su Juventud, Pinto era un futbolista más bien discreto, aunque entendía bien el juego. El talento no le dio para llegar al profesionalismo, pero vivir del balompié era su meta. Estudió Educación Física en la Universidad Pedagógica y se formó como técnico en Colombia, Brasil y Alemania. Trabajó como preparador físico de Millonarios cuando era dirigido por Gabriel Ochoa Uribe y después bajo la batuta de José Texeira. En 1984 asumió por primera vez como entrenador y salió subcampeón. Regresó en 1998 y realizó una discreta campaña.
Lleva ya 34 años dirigiendo. Ha pasado por 11 clubes de cinco países y tres selecciones nacionales. Ganó desde el banquillo las ligas de Perú, Costa Rica, Colombia y Venezuela, además de tres copas centroamericanas, dos con el combinado tico y una con el de Honduras.
Polémico, frentero y sentimental, Pinto es un hombre obsesionado con el fútbol. Es el técnico colombiano de mejor rendimiento en los mundiales, pues llegó con Costa Rica hasta los cuartos de final de Brasil 2014, luego de dos victorias y tres empates (quedó eliminado ante Holanda en la definición por cobros desde el punto penalti).
Y después de haber estado en Rusia 2018, su décimo Mundial, está ansioso por volver a las canchas a dar indicaciones. Aunque se divierte dando conferencias sobre fútbol y participando en foros y encuentros académicos, lo que más disfruta es vestirse de cortos y pisar el césped, analizar videos, planear partidos, visualizar jugadas.
Por eso y porque conoce las posibilidades económicas del club, seguramente ya tiene en mente qué refuerzos necesita para armar un Millonarios competitivo, así como los nombres de quienes no están en sus planes. «Dirigir un club me gusta porque puedo entrenar. Yo soy tropero, como diría un militar, me gusta estar con la tropa, entrenar, repetir, corregir. En una selección difícilmente se puede hacer eso y uno no sabe en qué estado llegan los jugadores, ese es el dilema más grande. No sabe uno si están bien, qué ritmo traen, si están trabajando bien o engañando, si su equipo trabaja bien o mal, porque no todo lo que brilla en Europa es oro, allá hay equipos que trabajan muy mal. La selección es una cosa muy fortuita, el club depende más de uno», asegura Pinto, quien tendrá algo más de dos meses para conformar la nómina con la que intentará devolverle la alegría a la hinchada embajadora y el prestigio a una institución que perdió el año 2018.
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