Una caída arruina a Roglic en la primera etapa

(EFE) El sol resplandece y alumbra el maillot rojo que ha ganado Miguel Ángel López. El primer líder de la Vuelta es uno de los que aspira a portarlo el 15 de setiembre en el podio de Madrid. El colombiano dio el primer golpe al resto de los favoritos con la victoria de su equipo, el Astaná.

El segundo porrazo se lo llevó Primoz Roglic, que tuvo una contrarreloj por equipos para olvidar. El esloveno se fue al suelo como la mitad de su equipo en una curva a la derecha.

Cuatro ciclistas del Jumbo besaron el asfalto, entre ellos Roglic y Kruijswijk, los dos líderes. Entre que reemprendieron la marcha y se volvieron a organizar, los ganadores de la crono por equipos del Tour habían quedado descartados de la lucha por el triunfo.

Viendo el panorama, Roglic y el Jumbo intentaron salvar como pudieron el desastre. Al final perdieron 40 segundos con el Astaná, pero limitaron bien las pérdidas con el Movistar, al que cedieron 24s, y el Education First, con el que se dejaron 33s.

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Pero el Astaná aún puede dar las gracias a otra caída, la que sufrió Fabio Jakobsen y que al final fue la que le puso en bandeja la victoria. El Deceuninck estaba en tiempo de marcar el mejor crono en la meta cuando en la penúltima curva el danés se salió y cortó a otro compañero. Al final, al Deceuninck se le escapó el triunfo por dos segunditos. Nada. Un suspiro.

Sorprende ver al Ineos, siempre favorito, siempre dominante, siempre metido en carrera, corriendo un poco a su libre albedrío, sin un objetivo claro, sin un líder para el que trabajar.

Sea Poels, el catalán David de la Cruz o Tao Geoghegan, quien vaya a dedicarse a la general, los británicos empezaron a contrapié. Es rarísimo que pierdan 25 segundos con el líder el primer día.

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