(EFE) El entrenador uruguayo Gustavo Matosas está feliz con el nuevo proyecto futbolístico que dirige al frente de la selección de Costa Rica y desde que llegó a Houston para enfrentarse a México en los cuartos de final de la decimoquinta edición de la Copa Oro se ha mostrado optimista de como han reaccionado los jugadores al cambio de estilo y la moral que tienen.
Inclusive dijo que se sentía muy bien de enfrentarse a México, un rival que propone un fútbol que le «gusta», y que será de gran valor a la hora de intercambiar estilos.
«Uno como entrenador no tiene la capacidad de pedir que rival le va a tocar y por lo tanto sabemos de la calidad de México y de sus jugadores, a los que se les respeta y mucho», adelantó Matosas en su rueda de prensa previa al partido que este sábado por la noche van a disputar ambos selecciones. «Sin embargo, también tenemos la oportunidad de mostrar lo que es el fútbol tico y ante un gran rival por lo que será un lindo partido».
Pero la realidad es que México, con siete títulos de campeón de la Copa Oro, ha sido el gran verdugo de Costa Rica con marca de 29 triunfos, apenas seis derrotas y 17 empates en los duelos que han mantenido en su historia, además de haber marcado 83 goles por 33 del combinado tico.
Peor le ha ido a Costa Rica en los duelos mantenidos con México en la Copa Oro, donde se han enfrentado cinco veces, con todas derrotas para el equipo centroamericano, un partido por el tercer lugar (1991) y dos en las semifinales del 2003 y 2009.
«Que México tiene más poder futbolístico en cuanto a infraestructura que Costa Rica eso es una realidad, pero en el fútbol el favorito en cada partido es el que al final haga mejor las cosas en el campo», recordó Matosas. «Nuestro equipo, como el resto ha tenido momentos buenos y malos en cada partido de la fase de grupos, pero al final estamos en cuartos».
Matosas rechazó de nuevo, que al margen del resultado que pueda dejar el partido, su trayectoria como entrenador no se verá afectada porque al final lo único que cuenta son los títulos.
«Esos son los que definen la carrera de un entrenador y si ha sido bueno o malo», argumentó Matosas, que dejó el fútbol de México para hacerse cargo de Costa Rica.
Matosas dijo sentirse muy a gusto en Costa Rica y sobre todo por la manera como su trabajo está siendo reconocido por los propios jugadores en el campo, que se sienten felices del nuevo estilo en el que participan.
«Lo que a mi me hace feliz es ver a un jugador convencido dentro de la cancha, cuando ves que le gusta la idea esa es una gran señal que le estoy llegando al corazón», subrayó Matosas. «Como me puedan valorar a mi en Costa Rica queda en un segundo plano, ya que en el deporte cuando ganas todo está bien cuando pierdes todo está mal».
Matosas recordó que como líder del grupo debe estar por encima de esa circunstancias y estar por encima de esa montaña rusa emocional, que en nada favorece al grupo.
«Me convence lo que hago y crítico mis errores como entrenador, pero estoy pensando en este partido (frente a México) como una gran oportunidad para esta nueva Costa Rica», reclamó Matosas, quien reiteró que su gran objetivo y para eso llegó al cargo es darle un nuevo estilo de juego al combinado nacional tico y considera que marchan por el buen camino.
«Cierto que fueron muchos años que Costa Rica jugó con la clásica línea defensiva de cinco, pero ahora los jugadores están entusiasmados con lo que hacen dentro de la cancha, además yo veo bien al equipo, y muchos de ellos, la gran mayoría, en sus respectivos equipos juegan con una línea de cuatro defensores», subrayó Matosas.
El técnico uruguayo admitió que tal vez la gran novedad en su esquema de juego sea que desea que la línea defensiva de cuatro, se encuentre parada más cerca del medio campo.
«Pero yo veo así el fútbol, tienes que tener valor, coraje, hay que correr riesgos, aunque te vayan a marcar goles, pero tú puedes hacer más daño», analizó Matosas, quien también rechazó que el conocer al fútbol mexicano le vaya a dar ventaja a Costa Rica.
«El partido hay que jugarlo, pero yo vine a por todas las canicas», concluyó Matosas