Parte II: Una Hexagonal inolvidable

Parte I: Las piedras de una gran eliminatoria

Parte II: Una Hexagonal inolvidable

Iniciábamos ese largo camino en casa, obligados a sumar tres puntos y dar un golpe desde el arranque. Aunque el marcador no reflejó ninguna ventaja, empate 2-2 en nuestro campo,  Rodrigo Cordero contagió de entusiasmo, coraje e ímpetu al resto del grupo al evitar la caída en el último minuto, cuando  la derrota en casa parecía inminente. Rocky  tomó un balón desde la media y quizás de la forma menos estética pudo enviar el balón al fondo. Al mismo tiempo se envió un mensaje a los rivales de que esa eliminatoria se sacaría adelante con una adecuada mezcla de garra y talento, características de ese seleccionado.

En la Hexagonal emergieron figuras que marcarían un antes y un después en sus respectivas posiciones, sobre todo el caso de los debutantes: Carlos Castro y Gilberto Martínez.

Ellos dos fueron protagonistas en el segundo partido contra Trinidad & Tobago. Castro por la banda se convirtió en una de las fortalezas del ataque tricolor y ‘Tuma’ en un baluarte durante toda la eliminatoria. Los 3 goles de ese juego quedaron para el segundo tiempo, Steven Bryce y Paulo César Wanchope, en dos ocasiones, fueron los encargados.

Las visitas a Estados Unidos para Costa Rica pocas veces, por no decir nunca, han sido alegres. Aquel día fue la única derrota de la Hexagonal, pero con el amargo sabor de que el gol que nos marcaron fue con la mano. Sin embargo, lo mejor estaba por venir.

El Aztecazo

El 21 de junio, fecha que 20 años después, seguimos recordando con cariño y con la nostalgia de no poder repetirlo. Más allá de haberse traído abajo una historia de 40 años que sumaba México de no perder en el Azteca, hay que detenerse en dos elementos que marcaron lo que sucedería en la cancha.

Rolando Fonseca con tiro libre empató el juego que perdíamos 1-0, tras una corrida espectacular de William Sunsing. Lo curioso es que, según cuenta Alexandre Guimaraes en su libro “A Celebrar Carajo”, durante uno de los entrenamientos previos a ese juego, Guima había bromeado con Fonseca diciéndole que nunca le había visto anotar de tiro libre, palabras que calaron en Rolando.

El otro elemento que no se puede dejar por fuera, es que Medford sacó a relucir todo su liderazgo y experiencia. Sus declaraciones a la prensa mexicana de que ya “no eran los grandes del área”, provocaron que el grupo tuviera menos presión.

Como para echarle sal a la herida, Medford marcó el gol de la victoria, en una postal que quedará marcada en todo costarricense que ama el fútbol. Ese resultado dejó un terremoto en suelo mexicano. El primer sacrificado fue su entrenador, Enrique “Ojitos” Meza, quien fue destituido luego de ese día.

La primera vuelta nos dejaba con un panorama positivo en la tabla de posiciones, así como en las sensaciones y motivación del grupo. Cerramos con victoria ante Jamaica en el Morera Soto, con un sufrido gol de Luis Antonio Marín.

La dura visita a Honduras

Visitar los diferentes estadios de Centroamérica siempre será una tarea muy complicada. Costa Rica tenía que ir a Tegucigalpa para enfrentar a los catrachos. Contra todo pronóstico, comenzamos ganando muy temprano, con goles de Paulo Wanchope y Rolando Fonseca, todo era muy bueno para ser cierto.

Amado Guevara una vez más, con dos anotaciones, nos echó un balde de agua fría. Como cuenta Erick Lonnis en el documental, ese día había llovido. Esto complicó su labor en los dos goles del “Lobo”. Primero fue un penal al que Lonnis no pudo llegar y el otro fue tras un rebote que el arquero no pudo controlar y Guevara tomó el rebote.

Un empate no sonaba mal. Si a cualquier técnico lo ponen a firmar un empate en suelo catracho, probablemente lo firme. Con la intención de gastar minutos y guardar el resultado, Wanchope se fue a la esquina y de una forma, todavía inexplicable, sacó el balón del vértice y con una especie de taquito pasó a Wálter Centeno. Paté sin complicaciones extendió a Mauricio Solís, quien disparó fuertemente e incrustó el balón en el arco. Una victoria que fue vital y nos llenó de ilusión para buscar la clasificación.

Seguidamente nos tocó visitar a Trinidad & Tobago, en Puerto España, en un partido que era clave para las acercarnos cada vez más al mundial. El elegido, tras una suspensión de Wanchope por amarillas, fue Ronald “La Bala” Gómez, quien devolvió esa confianza con dos goles característicos de su fortaleza y potencia física.

Fiesta total al ritmo del Punto Guanacasteco

Todo estaba listo, la fiesta era nuestra y enfrente un rival al que nos gusta superar en casa, en aquel momento en el Saprissa. Costa Rica ocupaba ganar para asegurar su pase al mundial.

Esa noche, aunque se fallaron infinidad de goles, el llamado a ponernos a brincar fue Rolando Fonseca.

Pitaron un penal en favor de Costa Rica. En el mismo documental, Rolando Fonseca cuenta que su intención era enviar el balón a la derecha del portero, pero sin tener explicación, entró al centro. Al final lo que importaba era que el esférico entrara y tomar ventaja en el marcador.

La fiesta estaba montada, pero el nerviosismo exigía otro gol, el de la tranquilidad. Una vez más, Rolando Fonseca recibió un balón desde atrás, corrió y cerrando los ojos remató. Fonseca al escuchar la algarabía de la afición confirmó que pudo anotar.

Su celebración fue quitarse la camisa y bailar el Punto Guanacasteco en homenaje a todos los campesinos que trabajan nuestra tierra. Costa Rica fue una fiesta total aquella noche de setiembre y Guimaraes al final de la conferencia de prensa soltó la frase que hasta hoy repetimos: “¡A celebrar carajo!”

La recta final

Faltaban dos juegos y el compromiso fue seguir sumando puntos como si no estuviésemos clasificados. Faltaba la visita a Jamaica y recibir a México en el Saprissa.

De esos 6 puntos se sacaron 4: un empate sin goles ante México y el cierre en Jamaica con gol de Sunsing que nos dejaba como líderes de la hexagonal, algo nunca antes visto.

Clasificamos al mundial como líderes con 23 puntos, con 7 victorias, 2 empates y solo una derrota en Estados Unidos. Algo que nunca se pensó, menos ante el panorama tan complicado que se pintaba en la primera fase.

Hoy recordamos a esa generación como una de las mejores y extrañamos a todas las figuras que componían esa Selección. Prácticamente 18 años después, seguimos lamentando un mundial desafortunado para una generación cargada de talento y buen fútbol.